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¡Manos a la obra!

Publicado el   21 noviembre 2011
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¿Cuáles son los retos que deberá afrontar el nuevo Gobierno salido de las elecciones? ¿Y las probabilidades de éxito?
 

 

Crear empleo será el principal objetivo del nuevo Gobierno surgido de las elecciones generales. La tarea se anuncia ardua y difícil. Dos son los grandes desafíos a los que deberá enfrentarse el nuevo Ejecutivo: restaurar la credibilidad presupuestaria de España y reforzar la competitividad de nuestra economía. Y es que los recelos de los inversores a nuestro país no se deben tanto al nivel de endeudamiento (relativamente limitado comparado con el griego o italiano) como a la fragilidad de nuestro sector financiero y la debilidad económica.

Pero el entorno económico no ayuda precisamente. Tras el último plan de salvamento y la quita (impago) del 50% de la deuda griega, los inversores huyen de la deuda pública de aquellos países europeos más frágiles. El Banco Central Europeo (BCE) ha reducido sus intervenciones en el mercado de obligaciones, lo que ha permitido la propagación de la crisis de deuda por el Viejo Continente. El Tesoro español ha tenido que pagar cerca de un 7% por sus obligaciones a 10 años, al mismo nivel que Italia y no muy lejos del 5% de Bélgica, peligrosamente lejos del interés que paga el sacrosanto bono alemán.

Con el encarecimiento de nuestra financiación y la ralentización económica europea, serán necesarias nuevas medidas para cuadrar las cuentas. Ahora bien, esta vuelta de tuerca tendrá que realizarse con mucha mano izquierda para no debilitar en exceso la economía. Así pues, los nuevos dirigentes tendrán que reformar y reforzar rápidamente el sector financiero español, especialmente las cajas de ahorro, muy debilitado por la difícil digestión de la crisis inmobiliaria. Por otro lado, la imperiosa necesidad de reforzar la competitividad del país pasa inexorablemente por reformar el mercado de trabajo y por realizar una auténtica y profunda mutación de la economía española.

Pero para que estas medidas tengan éxito el nuevo Gobierno ha de recibir el apoyo europeo en el espinoso tema de la deuda soberana. Y en estos momentos, sólo el BCE puede – y debe – venir en ayuda para restaurar la liquidez en el mercado de la deuda pública. Aparte de actuar con rapidez y diligencia en la aplicación de las medidas y las reformas necesarias en las finanzas públicas, el sector financiero y la competitividad del país, el nuevo Ejecutivo tendrá que rezar para que la razón y la cordura se impongan finalmente a los dogmas allá en Fráncfort.