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¿Quién tira de los hilos?
hace 11 años - jueves, 13 de octubre de 2011
¿Especuladores o autoridades políticas? ¿Quién marca en ritmo al que bailan los mercados? El debate se ha reabierto en las últimas semanas.
“Tengo que confesarlo, me voy a la cama cada noche soñando con una recesión (…) Este no es momento de confiar en que los gobiernos van a arreglar las cosas. Ellos no gobiernan el mundo. Goldman Sachs gobierna el mundo”. Estas declaraciones pertenecen a Alessio Rastani, un supuesto “trader” de la bolsa londinense, que más tarde resultó ser un impostor que sólo buscaba unos minutos de gloria. Pese a ello, sus palabras provocaron asombro e indignación a partes iguales en todo el sector financiero.
Y es que sus afirmaciones distaban bastante de la realidad. Desde el estallido de la crisis, el mundo financiero se ha visto seriamente afectado por los continuos batacazos de los mercados, de donde han salido más perjudicados que beneficiados. Los verdaderos “traders” no sueñan con años de recesión, sino de bonanza, para ganar dinero. Ahora bien, eso no impide que algunos buitres financieros traten de aprovechar la debilidad para sacar tajada.
El “mercado” actúa, a menudo, a la estela de las decisiones que toman las autoridades en materia fiscal o económica. Y éstas, a su vez, afectan a familias y a empresas, que toman sus decisiones en función de la marcha de la economía. Así lo han demostrado, precisamente, Thomas Sargent y Christopher Sims, con una tesis que les ha hecho merecedores del último Nobel de Economía.
Un buen ejemplo de este funcionamiento lo hemos visto en las últimas decisiones del Banco Central Europeo: la primera, su determinación de no seguir subiendo los tipos, ha provocado que el euro se debilite frente a divisas como el dólar. Y la segunda, sus compras de deuda española, han logrado relajar su coste y el alza de los tipos a largo plazo.
Las decisiones políticas afectan a las inversiones, para bien o para mal. Y, con frecuencia, provocan reacciones como la de Carmignac, que se quejaba hace no mucho del daño que le había causado a sus inversiones la actual política de tipos de interés. Pero el fenómeno no sólo se limita a Europa o Estados Unidos: lo hemos visto, incluso, en países emergentes como Brasil, donde el parqué cayó un 10% cuando las autoridades decidieron penalizar las inversiones de capital extranjero en Bolsa y en deuda, tanto pública como privada.
Cierto es que los especuladores tienen su parte de culpa en la evolución de los mercados, pero no son los únicos. Para bien o para mal, quien tira de los hilos son diversos protagonistas. Y a todos hay que tenerlo en cuenta a la hora de tomar las decisiones de inversión, como modestamente tratamos de hacer nosotros.