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Preparados, listos... ¡a cotizar!
hace 10 años - lunes, 3 de octubre de 2011
La reforma de las pensiones obligará a los autónomos a volver a echar cuentas de cara a su jubilación.
Más prestaciones a pagar, durante más tiempo y, cada vez, con menos contribuyentes. Ésta era la difícil ecuación a la que tenía que enfrentarse hasta ahora el sistema público de pensiones que, con la llegada de la crisis, ha tenido que afrontar un nuevo escollo: el aumento del paro y, como consecuencia, la caída estrepitosa del número de contribuyentes a la Seguridad Social. La solución, conocida ya por todos, llegó este año a golpe de reforma y con cambios tan sustanciales como el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años y la ampliación del período de cómputo para calcular la pensión (de 15 a 25 años).
Los cambios tardarán en hacerse efectivos, ya que se irán aplicando de forma progresiva, de 2013 a 2027. Además, tampoco podemos descartar futuros ajustes si la situación continúa empeorando. Pese a ello, es importante que el contribuyente vaya sacando la calculadora para echar cuentas, dado que la reforma supondrá una reducción de las pensiones y, por tanto, será un buen aliciente para buscar productos de inversión alternativos con los que completar su ahorro.
Para los autónomos, la reforma llega con una de cal y una de arena. ¿Lo mejor? Se reconoce su derecho a la jubilación anticipada a los 63 años y siempre que se haya cotizado un mínimo de 33 años. Sin embargo, al igual que ocurre con el resto de trabajadores, se modifica el cómputo para calcular la pensión, lo que les obligará a comenzar a planificar con más antelación la distribución de sus ahorros de cara a su retirada.
Hasta el momento, la estrategia más conveniente para los autónomos era optar por cotizar lo mínimo hasta los 50 años, es decir, hasta el comienzo de los 15 años previos a su jubilación. Y justo en ese momento, pasar al máximo. Ahora, la reforma ha difuminado bastante esta frontera entre máximos y mínimos, y toca hacer más números si uno quiere asegurarse una buena pensión. Eso sí, lo que no cambia es nuestra apuesta por la contribución al sistema de Seguridad Social. Y es que, si observa nuestros cálculos, se dará cuenta de que, en muchos casos y con las condiciones actuales, el dinero mejor invertido es aquel que aporte a las arcas públicas.