- Sala de prensa
- Poco que celebrar
Poco que celebrar
hace 11 años - viernes, 28 de octubre de 2011El pacto alcanzado en Bruselas la semana pasada (vea nuestro análisis) tiñó de verde las bolsas de toda Europa, que recibieron la noticia con euforia… ¿excesiva? Creemos que sí. Y es que el triple acuerdo rubricado por los mandatarios comunitarios deja muchos cabos sueltos y, en la práctica, avanza más bien poco. Un ejemplo: los 27 pactaron que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) se multiplicara por cuatro hasta el billón de euros, pero ¿quién pondrá el dinero contante y sonante sobre la mesa? El apalancamiento anunciado significa que volverá a emitirse deuda. Y alguien tendrá que comprarla. Entre los candidatos, Brasil ya ha dicho que no se cuente mucho con ellos, por lo que China vuelve a figurar como nuestra gran esperanza.
Otra de las grandes columnas en las que se apoya el pacto europeo es la que afecta al sector financiero. Pero la solución propuesta, más que cerrar sus heridas, se queda en una simple cura superficial. Los balances de las entidades seguirán llenos de inversiones sobrevaloradas, como la deuda pública de países con problemas (Grecia), o de inmuebles (tal y como ocurre en España). Eso sí, al menos se les pide que aumenten su solvencia mediante un refuerzo de sus fondos propios, lo que les obligará a recapitalizarse. La factura de este proceso ascenderá, según los primeros cálculos, a 100.000 millones de euros, de los que más de 26.000 corresponden a los cinco grandes bancos españoles (Santander, BBVA, Bankia, Caixabank y Popular), que sólo son superados por los griegos (30.000 millones). Paradójicamente, los sistemas financieros alemán y francés podrían despacharse con 5.000 y 9.000 millones, respectivamente, pese a ser los más expuestos a la deuda helena. Precisamente, circulan los rumores de que el Banco Central Europeo podría haberse hecho con esos bonos griegos, aunque todavía está por ver.
El plazo para reunir estos fondos terminará en junio del próximo año. Y eso nos hace pensar que, a partir de ahora, podríamos empezar a ver nuevas ampliaciones de capital y conversión de obligaciones, mientras que los dividendos y el crédito podrían brillar por su ausencia. De nuevo, se avecinan tiempos difíciles en los que habrá que apretarse el cinturón. Con este panorama, si se encuentra entre los inversores más prudentes, manténgase alejado del sector financiero.