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¿Le suena Kweku Adoboli?
hace 11 años - lunes, 19 de septiembre de 2011
La confianza de los inversores en el sector financiero está bajo mínimos. El último escándalo en UBS no ayuda precisamente a solucionar el problema.
Casi seguro que no. Al menos hasta la semana pasada cuando el Sr. Adoboli, un desconocido gestor de derivados encargado de comprar y vender las coberturas de fondos gestionados por UBS en su sede londinense, fue detenido por la policía. A este empleado se le acusa de haber realizado operaciones fraudulentas en su operativa con derivados y provocar un agujero de 2.000 millones de francos suizos (unos 1.600 millones de euros). Agujero que, según UBS, ha surgido de la noche a la mañana y que en nada afectará a sus clientes pues será asumido por la propia entidad.
Para UBS, el mayor banco suizo, con unas ganancias de 1,9 CHF por acción en 2010 y cuyo valor contable ronda los 12 CHF, estas pérdidas no le llevarán a la quiebra como ocurrió con la banca Barings en 1995, ya que “apenas” representan 0,5 CHF por acción. Pero sí borra de un plumazo el beneficio de este año y, lo que es más importante, saca a la luz dos problemas de peso que ahondan en la desconfianza de los inversores hacia el sector.
Por un lado, la falta de transparencia, que afecta al valor real de sus inversiones, ya que por lo visto ni el propio banco sabía cuál era el valor de las mismas. Por otro lado, la persistencia de un modo de hacer banca que nos hundió en la crisis financiera y que lamentablemente sigue vigente en muchas entidades. Este escándalo llega además en un momento muy delicado para la banca europea, y en particular para la francesa, que cargada de deuda de países periféricos (vea nuestro análisis sobre Société Générale), ha visto reducir sus calificaciones de solvencia y tiene dificultades para encontrar financiación.
El sector bancario tiene ante sí una reestructuración pendiente que va mucho más allá de fortalecer sobre sus balances, realizar fusiones o imponerles una nueva tasa. Debe aumentar la transparencia y eliminar completamente – o al menos separar de la banca tradicional – aquellas actividades más arriesgadas. Por el momento, nosotros solo podemos recomendarle que como inversor se mantenga alejado del sector.