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De rositas
hace 12 años - sábado, 9 de octubre de 2010
En nuestro país, existen al parecer dos instituciones intocables: los clubes de fútbol de primera división y el sector bancario (especialmente, las cajas de ahorro). Por pésima que sea la gestión realizada y por más quebrantos económicos que provoquen, siempre aparecerá una mano invisible que les perdone o amplíe los plazos de su deuda, recalifique sus terrenos o ponga en sus manos ingentes subvenciones con las que proseguir con su ineficiente gestión. Sus gestores salen siempre de rositas, jubilados incluso con honores, mientras la vida sigue y el ciudadano de a pie paga sus despropósitos.
En el sector financiero (vea artículo al respecto) los cambios normativos aplicados son más bien un placebo con el que no se modifica el modelo de banca que nos ha llevado al borde del precipicio. Resulta chocante que mientras a los trabajadores de cualquier otro sector con problemas se les aplica un Expediente de Regulación de Empleo con indemnizaciones por despido de 20 días por año trabajado, en las cajas de ahorro, tras recibir ayudas públicas, se estén ofreciendo retiros a mayores de 55 años con el 75% del sueldo junto a indemnizaciones de 45 días por año trabajado (hasta acumular 3 años y medio).
Habrá que esperar a enero de 2011 para que entre en vigor una directiva europea que aunque no limitará las bonificaciones que podrán recibir los directivos bancarios, si impondrá ciertas condiciones.
Pero este mal no sólo afecta a nuestro país. En Irlanda el plan de salvamento de la banca local supondrá unos 50.000 millones de euros al erario público, estos es, a cada familia de la isla esmeralda le toca apechugar con cerca de 33.000 euros de media. ¿Se imagina el caso contrario, que usted estuviera al borde de la bancarrota en su hogar y el Estado le enviase un cheque a su casa de tal cuantía?
Quizá sea imprescindible, por el interés nacional, salvar a las cajas de ahorro. Pero nos hubiera gustado que el sistema bancario se hubiera reformado y que al menos alguien, además de los contribuyentes, pagara por el estropicio causado.