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Test de estrés ¿eficaces?
hace 12 años - viernes, 30 de julio de 2010El sector financiero mundial ha vivido una grave crisis que se ha llevado por delante a más de 250 entidades en EE UU desde mediados de 2008. En Europa, en cambio, las quiebras - salvo excepciones como la de Caja Castilla-La Mancha en España – han brillado por su ausencia. Los países europeos optaron en un principio por una oleada nacionalizadora (Reino Unido, Francia y Bélgica) y después por una inyección ingente de dinero público al sistema financiero (unos 260.000 millones de euros). Además, el Banco Central Europeo abrió la mano prestando dinero a espuertas a precios irrisorios.
Este reflotamiento bancario “a la europea” y unos criterios contables que, en nuestra opinión, en poco han contribuido a conocer el valor real de su patrimonio han extendido la desconfianza sobre la capacidad del sistema financiero europeo para salir adelante una vez se cierre el grifo del maná público, salgan a la luz las pérdidas de valor latentes de muchas inversiones o empeore la situación económica. Lo peor de todo es que esta desconfianza ha cerrado el circuito que hace fluir el dinero de unos bancos a otros y de las entidades a empresas y particulares vía créditos, ahogando así la incipiente recuperación económica.
Las pruebas de resistencia recientemente publicadas (vea artículo al respecto) hay que situarlas en un intento por recuperar la confianza del mercado en el sector bancario europeo. A nosotros, todo lo que se traduzca en una mayor transparencia de las entidades es bienvenido. Sin embargo, las pruebas han sido demasiado laxas y siguen sin resolver muchas de las dudas que planean sobre el sector. Así p.ej., la contabilidad de muchas de las inversiones (inmuebles, p.ej.) de nuestras entidades siguen sin reflejar su valor real. Más que necesaria, nos parece urgente la reestructuración de las cajas de ahorro (reducción de oficinas, recorte de costes…). Por último, los test de estrés han pasado por alto al sector asegurador, que bien podría presentar una situación tanto o más delicada que la propia banca. Seguimos pues sin ver la necesaria transparencia que nos empuje a cambiar nuestro actual consejo de mantenerse alejados del sector bancario.