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Trampas bursátiles
hace 14 años - lunes, 31 de agosto de 2009Este verano la bolsa nos ha deparado magníficas revalorizaciones, por encima de los dos dígitos, y nuevos máximos anuales. EE UU y Alemania han dado síntomas de que su crisis podría haber tocado suelo, pero no así España en donde las previsiones se revisan a la baja y el paro es un cáncer difícil de extirpar (vea Panorama). Pese a ello, la bolsa española ha batido claramente a la estadounidense y a la media de las bolsas europeas.
¿Excesivo optimismo? Probablemente, aunque no hay que olvidar que las acciones que más se han revalorizado han sido los “pesos pesados” como Santander, Telefónica o BBVA que debido a su gran peso en los índices ocultan el comportamiento más discreto del resto de valores.
Tampoco debemos pasar por alto que, respecto a los inversores profesionales, los inversores particulares reaccionan generalmente con retraso. Al igual que muchos cedieron al pánico vendedor del pasado otoño, algunos se verán tentados a volver a la bolsa tras la sensible remontada de los últimos meses. Desde el punto más bajo del año, las acciones europeas han recuperado cerca de un 60%, pero aún muy lejos de los máximos de 2007.
¿Se ha iniciado por tanto un periodo de recuperación duradera? Difícil de decir. En todo caso, lo que sí podemos extraer de nuestras valoraciones es que, al nivel actual, la bolsa está lejos de ser lo suficientemente atractiva como para volver a ella con los ojos cerrados. La crisis económica no ha dicho desde luego su última palabra. Víctimas de sus emociones, los inversores podrían provocar perfectamente nuevas caídas significativas. Inevitablemente en ese caso, aparecerán buenas oportunidades, de las que podrán sacar provecho aquellos inversores que hayan puesto a buen recaudo un dinerillo para la ocasión.
La historia bursátil nos enseña que precipitarse al vender tras una fuerte caída o al comprar tras una fuerte subida, pocas veces resulta una estrategia ganadora, sin contar además con la multiplicación de gastos. Pero es precisamente este tipo de comportamiento el que explica que el pequeño inversor obtenga de media una rentabilidad sensiblemente inferior al índice. Por consiguiente, extreme la prudencia.