- Sala de prensa
- Reorganización bancaria
Reorganización bancaria
hace 13 años - viernes, 31 de julio de 2009Que el sector financiero no pasa por un buen momento, ni aquí ni fuera de nuestras fronteras, no es ningún secreto. A la carcoma que trajo consigo la crisis de los activos tóxicos y que dejó al sector como un queso gruyère, de la que aún queda mucho por purgar, se le une una morosidad (créditos de dudoso cobro) galopante. En España, menos afectados por la primera pero tocados de lleno por la segunda, son ya muchas las familias - una de cada diecisiete – que no pueden hacer frente a sus deudas y el aumento del paro no augura nada bueno en el futuro.
Ahora bien, nuestras autoridades monetarias han tomado cartas en el asunto y han abierto el grifo del dinero regalándoselo prácticamente a los bancos a tipos del 1% para que éstos lo hagan llegar a hogares y empresas. El mecanismo de transmisión, sin embargo, está roto en nuestro país. Bancos y cajas ofertan en sus escaparates préstamos con intereses atractivos que luego no conceden a casi nadie, al haber endurecido sobremanera las garantías exigidas o recortado el plazo de vencimiento, lo que hace de dichos préstamos algo inalcanzable para la mayoría.
Tras unos años de dinero fácil sin control, un cambio era más que necesario, pero realizarlo a costa de los clientes no nos parece el camino más adecuado. La reconversión del sector debería ser la ruta a seguir por nuestras autoridades. La eliminación de las entidades más ineficientes nos parece en efecto la opción más aconsejable así como la inhabilitación para ocupar cargos en entidades financieras de aquellos gestores que han dado sobradas muestras de su ineptitud profesional. Sin embargo, mucho nos tememos que esto no sólo no ocurrirá, sino que gracias al nuevo Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), asistiremos en su lugar a una transformación suave basada en fusiones en lugar de cierres. Esperemos que en las fusiones que se avecinan se prime al menos la solvencia y el respeto a los derechos de los clientes, quienes al fin y al cabo son los que están pagando el estropicio causado por otros.