¿Juega su dinero al escondite?
¿Juegan nuestras inversiones a lo que nosotros realmente queremos?
¿Juegan nuestras inversiones a lo que nosotros realmente queremos?
De niños, el escondite tenía una lógica impecable: en cuanto arrancaba la carrera, cada uno buscaba el mejor refugio, se metía donde podía y, una vez escondido, se quedaba quieto, conteniendo la respiración, convencido de que así no le encontrarían. Con el dinero pasa algo parecido. Cuando el ruido aprieta - cotizaciones en máximos, titulares inquietantes, incertidumbre - el impulso natural es correr a “lo seguro”, esconderse y no moverse. Y los datos de los fondos en España parecen contar exactamente esa historia: un aumento del patrimonio gestionado a cierre de noviembre del 12,4% hasta 448.571 millones, entrando aportaciones a un ritmo muy alto, pero una parte importante de ese dinero se ha ido, otra vez, al escondite de siempre: monetarios y renta fija.
No es que sea irracional. Es humano. La renta fija y los monetarios son ese armario grande donde uno se mete “por si acaso”, con la sensación de que ahí dentro el susto será menor. El problema es que, en inversión, quedarse quieto no siempre equivale a estar a salvo. A veces significa simplemente que se ha quedado fuera del juego que más importa: alcanzar los objetivos poniendo el tiempo de su parte. Este 2025 es un ejemplo perfecto: un año en el que estar invertido importaba, pero dónde estar invertido aún más. Mientras muchos corrían a esconderse en lo conservador, otras categorías han ofrecido rentabilidades mucho más jugosas. Los de acciones españolas, p.ej., han ganado cerca de un 41% en el año. Y la gestión pasiva de renta variable, a través de fondos índice, ronda el 19%. Son cifras que no encajan con la idea de “mejor no me muevo” sin más bien con la de que, cuando el entorno acompaña, quien se queda paralizado puede perderse una parte enorme del recorrido.
Aquí es donde conviene matizar, porque el juego no va de demonizar la renta fija. La renta fija tiene un papel muy claro: es la zona tranquila del parque, útil cuando el horizonte es corto, cuando necesita estabilidad, cuando no se puede permitir sobresaltos o cuando está aparcando dinero con fecha próxima. El problema aparece cuando convertimos esa zona tranquila en residencia habitual solo por miedo. Ahí el escondite deja de ser un juego y se convierte en una costumbre que sale cara. Además, hay otra trampa muy típica: confundir la “categoría” con el “instrumento”. P.ej., los fondos globales son ya una de las categorías campeonas por patrimonio, su rentabilidad media a un año ronda el 4,36%, pero puede encontrar fondos como el que sigue la cartera Experto en acciones que han llegado a triplicarla. De ahí que conviene prestar más atención al instrumento con el que invertimos.
2025 deja una pregunta muy simple encima de la mesa: con un año tan favorable y con rentabilidades tan diferentes según el motor elegido, ¿hemos invertido para que dar esquinazo a los sustos… o para encontrarnos dentro de unos años en el lugar que esperábamos?
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