La OCU va a valorar posibles acciones a emprender para intentar que se resarza a los perjudicados por la inversión en estos títulos.
VALORES SANTANDER
Si usted se ha visto perjudicado por la inversión en este producto porque ha perdido dinero con él y lo contrató desconociendo sus características, creemos que puede ser objeto de resarcimiento. La OCU va a valorar posibles acciones a emprender para intentar que se resarza a los perjudicados. Si usted es uno de ellos, puede ponerse en contacto con la Organización enviándonos un correo electrónico a accionescolectivas@ocu.org indicando el importe que invirtió y la referencia “Valores Santander”, en caso de ser socio haga el favor de indicarnos también su número de socio.
En el mes de septiembre de 2007 el Banco Santander lanzó una emisión de obligaciones convertibles, los “Valores Santander”. En concreto emitió 1.400.00 0 títulos de 5.000 euros cada uno, es decir un total de 7.000 millones de euros. Otro de los múltiples “productos basura” que en los últimos años la banca ha endosado a sus clientes con nefastos resultados para éstos.
Tal y como oportunamente denunciamos, la comercialización de esta emisión entre los clientes fue censurable ya que se realizó con anterioridad a que se registrara la nota de valores de la emisión en la que se detallaba la información relevante de ésta. Sin folleto a disposición del público, la información proporcionada al eventual inversor hacía referencia única y exclusivamente a la rentabilidad ofrecida, pero ni rastro de los eventuales peligros de dicha emisión. Ninguna entidad debería ofrecer sus productos al público antes del inicio del periodo de comercialización. De hecho, la CNMV ya ha impuesto al Santander dos sanciones basadas en esta inadecuada comercialización.
La emisión estaba condicionada a la compra de ABN Amro por parte del Santander. Si ésta se efectuaba, como así fue, los Valores se canjearían por obligaciones convertibles necesariamente en acciones del Santander. Pero eran unas obligaciones convertibles un tanto especiales que, en realidad, encubrían muchos riesgos para el inversor de a pie y que también nosotros nos encargamos de desaconsejar a nuestros socios a través de nuestra revista (vea número 373 de OCU inversores, antes Dinero 15).
Estas obligaciones podían convertirse voluntariamente en acciones del Santander los días 4 de octubre de 2008, 2009, 2010 y 2011, y de forma obligatoria en 2012 (ante la que se le venía encima, ya en mayo de 2012 el banco estableció nuevas fechas de conversión voluntaria los días 4 de junio, julio, agosto y septiembre de 2012… incluyendo entre sus condicionantes la renuncia de acciones por parte de los inversores penalizados: una práctica fraudulenta, de mala fe e impropia). Ahora bien, lo novedoso era el precio al que se canjearían las obligaciones por acciones. Este precio, que sería el 116% del promedio de la cotización de las acciones en los cinco días anteriores a la fecha de emisión de las obligaciones, se fijaba por tanto en una fecha anterior a la del canje y, además, a un precio superior al de mercado. De ahí que si la cotización de la acción caía en el transcurso del tiempo, el inversor recibiría acciones por un valor muy inferior a lo invertido… como así fue. Las pérdidas fueron tales que los intereses cobrados con las obligaciones solo sirvieron para reducir en parte las enormes pérdidas.
Aunque las pérdidas cosechadas por cada inversor dependerán del momento en que haya realizado la conversión, hay que tener en cuenta que el grueso de todos ellos esperó hasta el momento de la conversión necesaria en octubre de 2012, esperando una posible subida de la cotización del Santander que menguara las pérdidas. Esos inversores vieron cómo los 5.000 euros invertidos allá por septiembre de 2007 en obligaciones convertibles fueron canjeados en octubre de 2012 por 385,80 acciones del banco (teniendo en cuenta que el precio de canje para éstos fue de 12,96 euros tras el ajuste realizado fruto de las ampliaciones de capital que había efectuado el banco desde 2007). Dado que la cotización del Santander en esa fecha estaba por debajo de los 6 euros, las acciones recibidas tenían un valor en mercado de algo menos de 2.300 euros. Es decir, en esos 5 años habrían perdido unos 2.700 euros de los 5.000 invertidos en 2007 en esas obligaciones, más de la mitad. O lo que es lo mismo, extrapolando, los ahorradores habrían perdido unos 3.780 millones de euros de los 7.000 que invirtieron inicialmente. Los poco más de 1.000 euros recibidos en concepto de intereses por cada obligación durante esos cinco años solo servirían para reducir las pérdidas del conjunto de la inversión hasta aproximadamente el 35%. Teniendo en cuenta el efecto de los intereses cobrados, por cada 5.000 euros invertidos en 2007, cinco años después habría acumulado unos 3.300 euros. Aquellos que aún mantengan las acciones recibidas, dado que éstas cotizan actualmente a unos 6,60 euros, tendrán un valor conjunto de su inversión algo superior, en torno a los 3.500 euros.