Contracción de la actividad
El último índice PMI de agosto, que es un buen indicador adelantado de la actividad económica, muestra una contracción hasta los 47 puntos frente a los 48,6 de julio – lejos de los 50 puntos que separan la expansión de la contracción –. Destaca la frenada de la industria frente a los servicios, que siguen impulsando el crecimiento, pero que tampoco invitan al optimismo con su peor resultado desde hace 30 meses: 48,3 puntos en agosto frente a 50,9 de julio. Ante esta realidad, los inversores han empezado a apostar por que el Banco Central Europeo deje sin cambios los tipos oficiales en su reunión de septiembre para quizás alzarlos más adelante. Ello ha pesado sobre el euro, que ha vuelto a niveles cercanos a 1,08 USD. Como sabemos, las subidas de los tipos de interés directores tardan en repercutir en la economía. Este es especialmente el caso de la eurozona, donde la tasa de ahorro fue particularmente alta tras la pandemia (lo que permitió a los hogares seguir consumiendo con normalidad a pesar del encarecimiento del crédito), un gran número de hipotecas tienen un tipo fijo, y donde el envejecimiento demográfico significa que un gran número de hogares ya no tienen crédito que respaldar. Pero el impacto se dejará sentir tarde o temprano.
• En cuanto a Alemania, el motor de la economía europea está parado. Según el índice de clima empresarial del Instituto Ifo, en agosto cayó a 85,7 puntos. Ello indica un claro deterioro y abre la posibilidad de un estancamiento en el tercer y cuarto trimestre. El único alivio es que no espera una recesión profunda.
Mientras se adaptan al fuerte aumento de los costes de producción, debido a la subida de los precios de las materias primas, la energía y los salarios, preocupan especialmente las exportaciones. Y es que los mercados europeos se ralentizan y el estadounidense plantea numerosos interrogantes. Sin embargo, es la demanda china la que está resultando más preocupante. No sólo es débil, sino que los retos asociados a este mercado son cada vez mayores: la creciente popularidad de los vehículos eléctricos está beneficiando a la producción local más que a las importaciones.