El sector de la alimentación y la guerra arancelaria

Dedicar una parte de sus ahorros a la alimentación y distribución es una buena manera de diversificar su cartera y, a la vez, minimizar el riesgo asumido.
Un sector relativamente "seguro"
El sector de alimentación está poco vinculado a los ciclos y variaciones de la actividad económica. Con una demanda de alimentos creciente a largo plazo, es un sector relativamente seguro en momentos de incertidumbre como demuestra su comportamiento de los últimos meses: mientras que las bolsas mundiales ceden un -8,4% en el último año, el sector sólo lo hace un +0,7%. ¿Por qué? ¿Acaso no le afecta la guerra de aranceles? ¿Sigue mereciendo un voto de confianza?
EE.UU, menor impacto
El mercado estadounidense, uno de los mayores a nivel global, también se verá afectado por los aranceles impuestos por Trump, aunque su impacto será menos severo que en otros países. Y es que cerca del 70% de las ventas de los grandes grupos de alimentación en EE.UU. corresponden a productos fabricados localmente, lo que mitiga la exposición a los aranceles aduaneros. Además, la robusta posición de mercado de estas grandes corporaciones les confiere ventajas clave: un notable poder de negociación con proveedores (gracias a sus volúmenes) y consumidores (a través de sus marcas consolidadas), y una mayor capacidad de adaptación logística y operativa.
¿Ajenos a la crisis?
Protegidos, pero no inmunes. En los últimos años los grandes grupos han ido apostando por productos de mayor valor añadido dirigidos a una clientela más acomodada (Nestlé o Mondelez han empleado esta estrategia). Otros, como Coca Cola, han gozado de la fortaleza de sus marcas para poder aumentar sus precios y, gracias a ello, mantener márgenes sin perder demasiada cuota de mercado. Pero los beneficios de estas estrategias ya se han cosechado en la fase inflacionista post-covid.
En el futuro cercano, y sobre todo si la desaceleración económica esperada llegara a convertirse en una recesión, la clase media-alta a la que se dirigen estos productos también podría sufrir estrecheces y volver a buscar productos más baratos, lo que desataría una espiral de ventas a la baja, recortes de precios y caídas en la rentabilidad de sus cuentas.
¿Qué hacer?
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