Sector petrolero, ¿qué esperamos del crudo?

¿Qué hacer con sus inversiones en el sector petrolero, tras la caída del precio del barril de crudo?
¿Qué hacer con sus inversiones en el sector petrolero, tras la caída del precio del barril de crudo?
Tras unos buenos resultados, Chevron aumentará la recompra de acciones e incrementará la producción de petróleo en un 3% anual hasta 2027. Exxon Mobil sigue invirtiendo fuertemente en Guyana. BP, que busca reducir el descuento de su cotización respecto a sus rivales estadounidenses, ralentizará su transición energética: la producción de petróleo y gas caerá un 25% en 2030 respecto a 2019, lejos del objetivo del 40%. TotalEnergies confirma su estrategia de transformación hacia las energías limpias y buen trato a los accionistas, aumentando el dividendo y la recompra de acciones. Por último, Repsol avanza en su estrategia de inversión en energías renovables, donde acaba de comprar 5 proyectos de energías verdes (250 MW) en desarrollo a la alemana Abo Wind.
Puede mantener sus acciones petroleras: vea nuestros análisis sobre cada una de ellas en nuestro comparador de acciones.
La Agencia Internacional de la Energía prevé una demanda récord de petróleo en 2023, de 101,9 millones de barriles por día. Una previsión a priori sorprendente, mientras Europa lucha por crecer y EE.UU. quizá no evite una recesión. Pero los mercados energéticos van mucho más allá de nuestras economías occidentales. Con el aumento de la población y del PIB en todo el mundo, la demanda de hidrocarburos no deja de crecer. La recuperación económica de China desde febrero justifica en parte esta previsión alcista de la demanda, junto a la fuerte recuperación del transporte aéreo y la aceleración del comercio.
Por ahora, los mercados siguen bien abastecidos. Los altos precios de 2022 han empujado a los productores a aumentar la producción. Los yacimientos de petróleo y gas de esquisto en EE.UU. alcanzaron a finales de noviembre un nivel cercano al del invierno de 2020. Este mercado bien abastecido y la caída de precios reducen el atractivo de nuevas inversiones. Al mismo tiempo, los altos tipos de interés encarecen la financiación de los nuevos proyectos. En este contexto, los productores prefieren preservar sus márgenes antes que aumentar la producción. Resultado: el número de pozos en activo vuelve a caer.
Otra amenaza para la oferta: la producción rusa, que sigue cayendo. Las sanciones occidentales lastran la inversión en petróleo y la capacidad de mantener la producción en los niveles previos a la guerra. Rusia carece de salidas para el petróleo que produce y lo exporta a precios muy por debajo de los del mercado. Moscú ha reducido unilateralmente su producción en un 5% para impulsar los precios. Otros grandes productores (EE.UU., Arabia Saudí, Canadá, Noruega, Brasil) producirán todo lo que puedan para compensar la caída de la producción rusa. Pero hay que rendirse a la evidencia: en el punto de mira del legislador y poco acorde con las preocupaciones ESG de los inversores, el sector de los hidrocarburos sufre desde hace tiempo para captar la financiación necesaria para nuevos proyectos. Una falta de inversión que tarde o temprano limitará la capacidad de producción, y que corre el riesgo de provocar subidas regulares en los precios de la energía.
Con la demanda a punto de crecer y la oferta bajo presión, las grandes petroleras se frotan las manos. A pesar de la recogida de beneficios desde principios de año (+29% en 2022), las perspectivas del sector para 2023 son alentadoras, siempre que el precio del petróleo tipo Brent supere la barrera de los 90 USD, nuestro escenario central. Así pues, le recomendamos mantener sus inversiones en el sector petrolero.
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