Ante la ausencia de una reestructuración radical de sus actividades, Danone continuará, en nuestra opinión, experimentando dificultades, particularmente en tiempos de coyunturas desfavorables. Acción cara.
VENDA.
De tamaño demasiado pequeño dada la variedad de sus negocios, Danone ha salido relativamente debilitado de la crisis sanitaria. El nombramiento de una nueva dirección en 2021 no ha provocado un cambio sustancial: no hemos visto ni un gran plan de venta de actividades ni una oferta de compra por otro grupo (Lactalis se mencionó durante por un tiempo). En consecuencia, la coyuntura desfavorable (inflación, recesión) corre el riesgo de retrasar aún más una hipotética vuelta a un crecimiento más sostenido (caída del 1,4% de los volúmenes de ventas internas en el tercer trimestre) y una mejor rentabilidad operativa (objetivo de margen operativo para 2022 de al menos un 12% frente al 17% de Nestlé).
En Europa (30% de la facturación en 2021), en particular, la crisis económica expone al grupo a perder cuota de mercado en 2023, en beneficio de las marcas blancas de los distribuidores. También lastra la esperanza del grupo de realizar una transición rápida de los productos lácteos (que pierden impulso) a los productos de origen vegetal, que son más caros y rentables. En los últimos años, el grupo galo ha sido criticado por dar prioridad al dividendo (rentabilidad actual del 3,9% anual en 2022) en detrimento de las inversiones selectivas. Críticas acertadas en nuestra opinión: el grupo carece actualmente de ventajas competitivas duraderas sobre sus competidores. Los buenos resultados obtenidos recientemente en nutrición especializada (para bebés), en el que las ventas aumentaron un 5,3% en los nueve primeros meses de 2022, se explican más por un efecto inesperado (problemas de producción temporales de un competidor) que por una superioridad de los productos de Danone.
Cotización en el momento del análisis: 49,87 EUR
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