Afectado por la crisis económica, el crecimiento de Qiagen se agota y obliga a la compañía a buscar nuevas fuentes de crecimiento. Esta búsqueda podría llevarle a pagar de más por sus nuevas adquisiciones, tal y como ha ocurrido con la reciente compra de Cellestis. En nuestra opinión, la cotización no tiene en cuenta suficientemente este riesgo. Acción cara. Venda.
La actividad de Qiagen ha dado nuevas muestras de agotamiento en el primer trimestre de 2011 (-2% sin contar los efectos por el tipo de cambio). Las ventas de test de detección del virus HPV (responsable del cáncer de cuelo de útero) ya no consiguen en efecto impulsar el crecimiento del grupo.
Aunque los recientes acontecimientos en Japón y en África han ralentizado algo la actividad, hay que reconocer que la crisis económica, y en su caso la caída del número de visitas médicas, siguen lastrando las ventas de este test. Y la llegada de nuevos competidores (Roche acaba de obtener la autorización para su propio test, y GenProbe y Abbott podrían seguirle los pasos) no arreglará nada las cosas.
Si bien el test de Qiagen seguirá siendo en nuestra opinión la referencia en el sector, su crecimiento debería ralentizarse habida cuenta de la indudable pérdida de cuota de mercado y de una creciente presión en los precios.
Para hacer frente a estas menores ganancias, Qiagen busca nuevas fuentes de crecimiento y en ese sentido acaba de adquirir la compañía australiana Cellestis por 355 millones de dólares USD, pagados en efectivo.
Esta adquisición nos parece acertada desde el punto de vista estratégico, ya que ofrece a Qiagen una nueva plataforma tecnológica prometedora (detección precoz de ciertas patologías) así como una cartera de test de detección de enfermedades infecciosas que podrá beneficiarse de la fortaleza de su red de distribución. Sin embargo, el precio pagado nos parece elevado.
Estimamos un beneficio por acción de 0,76 EUR en 2011 y 0,80 EUR en 2012.
Cotización en el momento del análisis: 14,91 EUR