La italiana Enel ha bajado significativamente el precio al que pensaba colocar las acciones de su filial verde. Si no nos hizo caso y acudió, ¡cuidado!
Lo que mal empieza…
Si el éxito de una OPV se mide por cómo responden a ella los inversores institucionales, en el caso de la oferta de la filial verde de la italiana Enel deberíamos decir que ha sido un fiasco. Y es que en vez de reservar para los grandes inversores el 85% de las acciones a colocar (dejando sólo un 15% para los pequeños), tras evaluar el número de peticiones formuladas la italiana se ha visto obligada a hacer justo lo contrario: destinar el 78% a los pequeños inversores y el 22% a los grandes. Un cambio que no nos extraña. En efecto, mientras que entre los pequeños inversores son legión aquellos que, sin informarse ni ver otras cifras, piensan que una OPV suele ser una buena oportunidad de compra, los institucionales miran con lupa las cuentas de la compañía y sobre todo el precio.