¡14,8 millones de dólares USD¡ En EEUU éste fue el sueldo que el año pasado ganó de media un alto directivo de una gran empresa estadounidense .Una cifra de vértigo ante la cual es lógico que el pequeño accionista se pregunte si esos astronómicos sueldos están realmente justificados.
Directivos y accionistas: intereses divergentes
En el seno de una empresa, los intereses de los altos directivos no siempre coinciden con los de sus accionistas. P.ej. la dirección de una empresa puede decidir que va a adquirir otra con el único fin de poder convertirse en líder de un gran grupo empresarial aun a costa de tener que pagar un precio demasiado elevado por la adquiriente, lo que acabará lastrando la cotización de la acción (y perjudicando a los pequeños accionistas). Por desgracia, los expertos en la materia aún no han dado con una fórmula retributiva eficaz que permita conjugar los intereses de los directivos con los de los accionistas. Y es que los sistemas de retribución parecen propiciar el enriquecimiento del directivo sin crear valor para el accionista.
La retribución de los altos directivos
Con el fin de incentivar a los altos directivos de una compañía y vincularlos con los resultados de la misma se suelen emplear dos sistemas de retribución. Un sistema basado en opciones sobre acciones (“stock options”) y otro basado en los paracaídas dorados ("golden parachutes”).
Las opciones sobre acciones dan– derecho a comprar acciones de la empresa a un precio conocido de antemano (el precio de ejercicio, correspondiente al de cotización en el momento de atribución de ese derecho). Si en el momento de poder ejercer ese derecho, la cotización de la acción es superior al precio de ejercicio, la ganancia puede ser muy jugosa. En caso contrario, el directivo no ejercerá su derecho: no ganará nada pero tampoco perderá nada. Un reciente estudio ha demostrado que conforme mayor sea la parte variable de la remuneración de un directivo que se componga de opciones sobre acciones, más riesgos innecesarios correrá. Y es que si su apuesta sale bien, ganará mucho pero, si no, tampoco perderá nada… ¡todo lo contrario que los pequeños accionistas que verían cómo se hunde la cotización de sus acciones!
En cuanto a los paracaídas dorados, se– trata de primas de “despido” que recibiría el directivo en el momento en el que abandone la empresa, independientemente de cómo haya realizado su gestión. P.ej. a los anales de la historia financiera española ha pasado la jubilación de Angel Corcóstegui antiguo directivo del Banco Central que cobró 108 millones de euros en febrero 2002 tras jubilarse del BSCH con 50 años, entre sus méritos – además de suavizar la fusión con el Banco Santander en 1999 - la de embarcar en 2000 al BSCH en la compra de Patagon, operación a la que se destinó cerca de 1.000 millones de euros, en mayo de 2.002 se reconoció que dicha operación supuso un quebranto para la entidad de 700 millones de euros.
Muchos estudios elaborados por publicaciones financieras y académicas vienen a corroborar, al menos en las grandes empresas, que las desorbitadas remuneraciones percibidas por lo altos directivos no repercuten en unos mejores resultados de la empresa. P.ej. en 2005, ocho de los doce dirigentes mejor pagados de EEUU lo habían hecho peor (en términos de rendimiento para el accionista a lo largo de los 5 años anteriores) que la media de sus competidores. En Suiza, el directivo mejor pagado es Daniel Vasella, al frente de Novartis. ¿Mereció ganar 44 millones de francos suizos en 2006 cuando la cotización de la acción no ha logrado progresar en los últimos cinco años?
¿Quién les fija el sueldo?
El consejo de administración de la empresa es el encargado de decidir el sueldo que pagan a sus altos directivos. Administradores que muchas veces están más dispuestos a complacer al director general que a los accionistas a los que están obligados a representar. Tal y como funcionan hoy en día las empresas, creemos que sólo mediante disposiciones legales se pueden corregir estos excesos (p.ej. prohibiendo la remuneración con opciones sobre acciones o paracaídas dorados). Un duro combate sin duda el que hay que librar, al menos a nivel europeo.
El derecho del accionista a estar informado
Pero, ¿qué puede hacer el pequeño accionista? Nosotros creemos que, como mínimo, debe reivindicar su derecho a poder acceder a una información clara, fiable y completa sobre la remuneración de los directivos de la empresa en la que ha invertido. Es más creemos que la remuneración del consejo ha de ser aprobada por la junta general y no por el consejo de administración y que las retribuciones individualizadas de cada consejero (incluidas p.ej. las opciones sobre acciones) deben ser conocidas por los accionistas. Una regla que a nuestro juicio debería recoger todo código de buen gobierno corporativo que se precie (vea recuadro). Por nuestra parte, seguiremos vigilando de cerca la evolución de éste y otros factores de las empresas de nuestra selección, de forma que podamos seguir recomendándole aquellas empresas con las que tendrá más oportunidades de hacer fructificar su inversión.
PARA SABER MÁS….
Para cada una de las acciones de nuestra selección, publicamos en las tablas de nuestro boletín impreso en las págs 8 a 10 un indicador de riesgo en el que, entre otros factores, también tenemos en cuenta el cumplimiento de las reglas de buen gobierno corporativo. La evolución de de esta valoración la encontrará en nuestro “Suplemento de acciones” (puede contratarlo llamando al teléfono 902 300 188) que también puede descargarse en formato pdf en esta página web.