Amenaza boliviana
La victoria del populista Evo Morales en las elecciones bolivianas no es una buena noticia para la petrolera española, fuertemente implantada en el país sudamericano. La acción sin embargo está correctamente valorada. Consérvela.
Bolivia podría endurecer la presión, sobre todo fiscal, sobre las compañías petroleras y gasistas. Tampoco se puede descartar incluso una nueva nacionalización del sector energético, privatizado en 1996. En ese sentido, Repsol concentra precisamente en Bolivia más del 26% de sus reservas de hidrocarburos, y probablemente más del 17% de su producción total en 2009, frente al 9% actualmente. El envite es por tanto importante. Mientras que aún sufre los efectos de la crisis argentina, Repsol se ve una vez más penalizada por su excesiva exposición a Latinoamérica, donde la llegada con fuerza de un cierto nacionalismo enturbia el horizonte para las compañías extranjeras. Además, la diversificación geográfica emprendida por la nueva dirección de Repsol aún tomará su tiempo: en 2009 Argentina y Bolivia representarán todavía un 70% de su producción, frente al 74% en 2004. Repsol mientras, trata de arreglar su casa como ha hecho al cancelar con un broker de Islas Cayman (HTC) el contrato pactado en 2001 para venderle crudo a largo plazo a precios muy inferiores a los actuales.
La reciente advertencia de Rusia en el mercado gasista, al cortar parte del suministro que pasa por Ucrania, ha devuelto a la palestra el control que sobre las cantidades ofertadas - y por tanto sobre los precios – pueden marcar sobre los hidrocarburos sus países productores. Se impone por tanto más que nunca la prudencia desde el punto de vista del inversor. Nuestras estimaciones apuntan a un beneficio por acción de 2,84 euros en 2005 y de 2,70 euros en 2006.
Cotización en el momento del análisis: 24,96 EUR