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OCU y Cochrane advierten contra las noticias de salud sin suficientes evidencias científicas
12 sep. 2025No hay que creerse todo en la información sobre salud, y menos los mensajes que circulan en redes sociales y medios sin filtros rigurosos, advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) coincidiendo con el mes de la Ciencia y la Innovación de su Plan 12 meses 12 compromisos que conmemora su 50 aniversario.
En los últimos 7 años y en colaboración con Cochrane, una organización internacional sin ánimo de lucro que elabora y difunde revisiones sobre la evidencia científica disponible en temas de salud, OCU ha aclarado los efectos de hasta 42 intervenciones sanitarias supuestamente basadas en la evidencia científica, normalmente señalando que faltan pruebas que confirmen dichos efectos, pero también confirmándolos cuando las hay. De hecho, algunos de estos efectos sí cuentan con la suficiente evidencia, como que los probióticos ayudan a prevenir la diarrea asociada a los antibióticos, que las medias de compresión son eficaces en las úlceras venosas o que la musicoterapia puede ayudar a combatir el insomnio.
Para ayudar a los consumidores a distinguir las afirmaciones respaldadas por la suficiente evidencia científica de aquellas que no lo están, OCU ha organizado un taller informativo que se celebrará en su sede de Madrid este lunes 15 de septiembre. Entre otros temas presenta algunas de las pistas y claves que ayudan a detectar una noticia posiblemente exagerada o incluso infundada sobre llamativos avances en salud. Como, por ejemplo, cuando:
1. El ensayo en el que se fundamenta la intervención sanitaria anunciada tiene muy pocos participantes, apenas unas decenas de personas.
2. El estudio sobre los efectos detectados es puramente observacional y sus resultados no están respaldados por pruebas más sólidas.
3. Es un estudio realizado en animales. Hacen falta años de investigación para confirmarlo en humanos; y a menudo no termina por refrendarse.
Para ilustrarlo, un ejemplo: el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDHA) es un diagnóstico que preocupa a miles de familias, ya que dificulta el desarrollo social y académico de muchos niños en edad escolar. Su tratamiento puede incluir medicamentos a base de metilfenidato o lisdexanfetamina, pero tienen inconvenientes: un 30% de los menores no responden a esta medicación y, además, pueden producir efectos adversos. Lamentablemente, en contra de lo publicitado en páginas de venta online y algunos medios, el uso de tratamientos a base de ácidos grasos omega-3 y omega-6 no mejora los síntomas.
Es cierto que los ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) son nutrientes esenciales para el organismo: ayudan a regular la inflamación, la respuesta inmune y, entre otras cosas, son parte integral de la membrana celular a nivel del sistema nervioso central. Además, existe la evidencia científica de que las personas con TDHA tienden a tener un bajo nivel de estos ácidos. Así, podría suponerse que los complementos alimenticios con AGPI podrían ayudar a mejorar los síntomas asociados. Pero no es así: después de revisar hasta 37 ensayos clínicos relacionados con estos supuestos efectos beneficiosos para tratar el TDHA, la revisión de Cochrane concluye que no está demostrado que tomar ácidos Omega 3 mejore los síntomas.
Esta información ha sido elaborada por un equipo de abogados, economistas, estadísticos, ingenieros, profesionales de la salud y la alimentación, editores y diseñadores de OCU que, en colaboración con otras organizaciones europeas de consumidores y una red de laboratorios independientes, analizan desde 1975 los principales productos y servicios de consumo. Su trabajo se sustenta en los principios de ahorro, calidad, sostenibilidad y transparencia, pero sobre todo en la independencia que le proporcionan sus más de 190.000 socios activos.
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