En el segundo trimestre, al igual que ocurriera en el trimestre precedente, la economía de la eurozona registró un ligero crecimiento del 0,3% con respecto al trimestre anterior y del 0,6% en un año. Un crecimiento al ralentí que, sin embargo, oculta importantes diferencias entre los distintos países que componen la zona euro. Mientras Alemania registró una ligera contracción con respecto al primer trimestre y ya es el cuarto trimestre consecutivo de retraimiento de su economía; o Italia, Bélgica y Portugal registran una caída de su crecimiento trimestral, Francia, a punto entonces de dar el pistoletazo de salida a los juegos olímpicos en París, se estabiliza. Y por el contrario los Países Bajos registraron un repunte muy claro, pasando de la contracción (-0,3% en el primer trimestre) a una expansión del 1% en el segundo. Y todavía más destacada, España, que con un fuerte crecimiento trimestral del 0,8%, tanto en el primer trimestre como en el segundo, mantiene su impulso y sigue siendo, con diferencia, la economía más dinámica de la zona euro. Un tirón, que gracias a la temporada turística debiera continuar en el tercer trimestre.
¿Qué nos espera?
Con la reducción gradual de los principales tipos de interés europeos, nuestras economías deberían disponer del margen necesario para crecer en los próximos trimestres. Sin embargo, tras años de gasto público excepcional, el sector público se verá obligado a sanear sus cuentas y es probable que disminuyan las ayudas que concede, lo que inevitablemente repercutirá en el crecimiento... pero también en la inflación. Esperamos un crecimiento en torno al 0,8% en 2024.