Sin embargo, el resto de la actividad muestra un buen dinamismo y los esfuerzos por hacer avanzar la cartera de nuevos medicamentos podrían dar sus frutos. Acción barata y arriesgada.
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Tras el fuerte repunte a finales de 2022, la cotización de Gilead ha perdido más de un 8% desde principios de año, que sin embargo había comenzado bien con unos resultados de 2022 y unas previsiones para 2023 por encima de las expectativas. El grupo norteamericano mantiene sus previsiones a pesar de un primer trimestre decepcionante, ilustrado por una caída del 4% en la facturación, ya que las ventas de su tratamiento contra el covid, el Veklury, han caído más de lo esperado (-63%). En el lado positivo, excluyendo el Veklury, las ventas aumentaron un 15% impulsadas por el dinamismo de los tratamientos contra el VIH (a la cabeza, el Biktarvy con un crecimiento del 24,5%) y contra el cáncer.
El grupo farmacéutico se muestra optimista de cara al resto del año. Cabe señalar que sigue siendo muy activo en el campo de la investigación y el desarrollo, cuyos costes aumentaron un 22,8% en el primer trimestre. En concreto, el grupo debe financiar una veintena de proyectos de investigación clínica en fase 3 (la última antes de la presentación de una solicitud de aprobación).
Además de su investigación interna, Gilead anunció recientemente su intención de reforzarse en oncología e inmunología mediante la adquisición de XinThera, una biotecnología estadounidense que no cotiza en bolsa. Si bien no se ha revelado ningún dato financiero, esta transacción debería afectar moderadamente en el beneficio por acción de 2023, que estimamos en 4,9 USD. Para 2024 esperamos un beneficio de 5,2 USD.
Cotización en el momento del análisis: 77,71 USD
