Aunque la cotización está cerca de sus máximos históricos, en nuestra opinión aún no ha llegado el momento de recoger beneficios. Acción correcta.
MANTENGA.
Desde el 1 de abril, el gigante estadounidense de los semiconductores Texas Instruments está dirigido por un nuevo director general, Haviv Ilan, exdirector de operaciones del grupo y que sucede a Rich Templeton al frente del grupo en los últimos 18 años. Ilan hereda un grupo en plena forma, que logró unos resultados récord en 2022 y cuya cotización está cerca de sus máximos históricos.
El plan estratégico emprendido hace unos diez años hacia los chips de alto valor añadido, destinados principalmente a los sectores industrial y de automoción, ha resultado exitoso. En 2022, estos sectores generaron el 65% de la facturación del grupo, frente al 42% de 2013, en detrimento de los chips para electrónica de consumo y equipos de comunicación, que ahora solo generan el 27% de la facturación. Esto explica en parte por qué Texas ha resistido bien la caída general de los valores de los semiconductores en 2022 (-4% para el inversor en euros frente al -33% del sector).
Aunque en el cuarto trimestre de 2022, la facturación y los beneficios cayeron y deberían haber caído aún más en el primer trimestre de 2023, la tendencia sigue siendo favorable para el grupo. Las perspectivas de crecimiento a medio y largo plazo son sólidas y el grupo tiene las armas necesarias para superar la actual turbulencia económica sin sufrir demasiados daños. Su situación financiera es sólida, la tecnología es de última generación, el efectivo generado es masivo y el dividendo aumenta regularmente. Estimamos un beneficio por acción de 7,65 USD en 2023 y 8,30 en 2024.
Cotización en el momento del análisis: 179,87 USD
