Almirall se estrena en nuestra selección
El negocio dermatológico en Europa es el motor de crecimiento de Almirall
A qué se dedica
Almirall investiga, desarrolla y comercializa medicamentos propios (83% de sus ingresos) y a cuenta de terceros (licencias). Tiene 4 plantas distribuidas entre España y Alemania, con una capacidad de producción de 56 millones de unidades al año. El laboratorio catalán, controlado por la familia Gallardo Ballart (60% del capital), genera el 70% de sus ingresos en Europa, de los cuales un 28% procede del mercado nacional. El 30% restante procede de Norteamérica.
Rentabilidad al alza en 2019
Almirall aspira a convertirse en el líder en dermatología médica, un negocio maduro, pero con una atractiva generación de liquidez (demanda constante), en el que puede crecer por medio de adquisiciones sin necesidad de endeudarse (deuda bajo control). Gracias a la cartera dermatológica adquirida en 2018 a la irlandesa Allergan (fabricante de Botox), Almirall logró revigorizar su negocio durante el 2019. Las ventas crecieron un 13% y los márgenes, reduciéndose desde 2016, recuperaron buena parte del terreno perdido. Así, el beneficio se situó en 0,61 euros por acción, superando en casi un 38% los 0,45 euros cosechados en 2018. Uno de los medicamentos de Allergan, el Seysara (tratamiento oral para el acné), copa el 6% del mercado en EE.UU. y fue uno de los motores de crecimiento el año pasado. Desarrollos propios como el Skilerence o el Ilumetri (tratamiento de la psoriasis) también se comportaron satisfactoriamente.
Medicamentos en desarrollo
Almirall dedica casi un 11% de sus ingresos a investigación y desarrollo, el porcentaje más alto entre las farmacéuticas españolas. Al menos 5 de sus compuestos están en la última fase de investigación o en fase de registro. Sobresale un medicamento para tratar la queratosis actínica (el Tirbanibulin, el más avanzado) y el Lebrikizumab, un medicamento contra la dermatitis atópica. Almirall tiene la licencia de desarrollo y comercialización en Europa de este último, comprada a la biotecnológica californiana Dermira en 2019. Sus ventas potenciales en Europa se estiman en 450 millones de euros y ha terminado seduciendo a la mismísima Eli Lilly, que lanzó una oferta por el 100% de Dermira en febrero pasado. Y es que, tras el fracaso reciente de otros dos competidores, el Lebrikizumab parece tener vía libre para llegar al mercado en 2023. Otra carta bajo la manga es el Seysara, que el laboratorio catalán espera comercializarlo en China en 2023, en donde se estima un mercado de unos 12,8 millones de potenciales clientes.
Fuerte competencia
Aunque Almirall inició el año con unos buenos resultados, favorecidos por el acopio de medicamentos previo a los confinamientos (+8% de ventas, +47% de beneficios), el grupo se mantiene prudente para el conjunto de 2020, para el que estima una caída del 7% del beneficio de explotación, ya que un nuevo genérico hará la competencia a uno de sus medicamentos, el Aczone. La fuerte competencia es precisamente su principal escollo, ya que dificulta la mejora de sus márgenes (de llegar al mercado el Lebrikizumab deberá enfrentarse al ya bien establecido Dupixent de Sanofi). Y además le expone a caídas en el valor de sus activos intangibles (marcas, fondos de comercio) que representan un 60% de su negocio, algo habitual en el sector y que nosotros reflejamos con una valoración de riesgo de 3 (sobre 5).
Cotización en el momento del análisis: 11,76 EUR