Qué es una acción
Una acción es un título de propiedad que representa una fracción del capital social de una empresa. Al comprar una acción, pasas a ser accionista, es decir, copropietario de la compañía.
Ser accionista te otorga ciertos derechos económicos y políticos, como el de participar y votar en las juntas generales de accionistas y, si así lo decide la empresa, recibir una parte de los beneficios en forma de dividendos.
Algunas empresas reparten dividendos regularmente; otras optan por reinvertir sus beneficios para financiar su crecimiento. Esta decisión depende de su estrategia empresarial.
Las acciones forman parte de los productos de inversión con riesgo, ya que su valor puede fluctuar significativamente. No obstante, a largo plazo han demostrado ofrecer rentabilidades superiores a las de productos más conservadores, como los depósitos o los bonos públicos.
Las acciones se compran y venden en los mercados financieros, también llamados Bolsas de valores. Hoy en día, estas plataformas son totalmente digitales y permiten el encuentro entre compradores y vendedores. El precio de una acción, conocido como cotización bursátil, varía continuamente en función de la oferta y la demanda.
El precio de una acción suele subir si la empresa presenta buenos resultados, si el entorno económico es favorable o si los inversores son optimistas. Por el contrario, baja ante resultados negativos o si el mercado se muestra pesimista.
En España, las acciones cotizan principalmente en las Bolsas de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia, unificadas bajo el sistema BME (Bolsas y Mercados Españoles), ahora parte del grupo SIX. El principal índice bursátil español es el IBEX 35, compuesto por las 35 empresas con mayor liquidez del país.
A nivel europeo, muchas Bolsas están integradas en la plataforma Euronext, que agrupa los mercados de París, Ámsterdam, Bruselas, Milán, Lisboa, Dublín y Oslo. En Estados Unidos, destacan la Bolsa de Nueva York (NYSE) y el Nasdaq, este último centrado en valores tecnológicos como Apple o Microsoft.
Existen dos vías principales para obtener rentabilidad con las acciones:
Ejmplo:
Compras una acción a 50 €. Si la vendes por 60 €, ganas 10 €. Si baja a 40 € y vendes, pierdes 10 €.
Invertir en acciones puede ser rentable, pero implica riesgos importantes:
Por eso, se recomienda invertir en acciones con una visión de largo plazo (al menos 5 a 10 años) y dentro de una cartera diversificada.
Cuando vendes acciones y obtienes una ganancia, esta se considera una ganancia patrimonial para efectos del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Para calcular la ganancia patrimonial sujeta a tributación, se utiliza una fórmula relativamente sencilla: Ganancia = Valor de transmisión – Valor de adquisición – Gastos deducibles. El valor de transmisión es el precio al que vendiste las acciones, el valor de adquisición es lo que pagaste originalmente por ellas, y los gastos deducibles incluyen las comisiones y otros costes asociados tanto a la compra como a la venta.
Los dividendos representan un aspecto diferente de la tributación de las acciones y siguen reglas distintas a las ganancias patrimoniales por venta. Cuando una empresa reparte dividendos a sus accionistas, estos se consideran rendimientos del capital mobiliario, no ganancias patrimoniales.
Los dividendos tributan aplicando la misma escala que las ganancias patrimoniales: 19% hasta €6.000, 21% desde €6.000,01 hasta €50.000, 23% desde €50.000,01 hasta €200.000, y 26% para cantidades superiores.
Cuando recibes dividendos, la empresa o el intermediario financiero suele practicar una retención a cuenta del 19%. Esta retención aparecerá reflejada en tu declaración de la renta y se descontará del impuesto final a pagar.