OCU consigue que BBVA devuelva 15.000 euros a una cliente víctima de un fraude online

El número de consultas y reclamaciones sobre fraudes online recibidas por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) se multiplicó por tres el año pasado, convirtiéndose en la principal amenaza digital de sus socios. Lamentablemente, los obstáculos de las entidades bancarias para reembolsar el dinero sustraído siguen siendo habituales, tal y como refleja el caso de una socia de OCU de 76 años a la que retiraron un total de 15.711 euros a través de varias tarjetas virtuales asociadas a su cuenta corriente sin su conocimiento.

En este caso se desconoce la forma en la que los ciberdelincuentes accedieron a sus datos bancarios, pero una vez en su poder los utilizaron para crear al menos cinco tarjetas virtuales con las que realizaron diferentes desembolsos. No obstante, la afectada, en cuanto se percató de las retiradas de dinero avisó a su entidad bancaria y acudió en persona a la comisaría a denunciar los hechos, donde confirmó no haber facilitado conscientemente a nadie su tarjeta ni sus datos bancarios.

La perjudicada presentó denuncia formal y reclamó el reembolso al BBVA al considerar que había sido engañada mediante algún tipo de técnica de suplantación de identidad sofisticada contra la que difícilmente puede protegerse una persona sin conocimientos digitales avanzados. Lamentablemente, la entidad objetó que fueron errores imputables al cliente y, en primera instancia, no admitió ningún tipo de reembolso. No fue hasta la mediación de OCU que se consiguió la devolución íntegra del importe: 15.711 euros.

El Banco de España calcula que las pérdidas derivadas de los pagos electrónicos producto de prácticas fraudulentas como el phishing o el smishing sumó ya casi 500 millones de euros el año pasado.  El problema es que cuando quien ordenó el pago, mediante engaño, fue el propio titular de la cuenta y el importe retirado fue elevado, algunas las entidades financieras suelen negar el rembolso del dinero sustraído alegando que se actuó con negligencia grave.

OCU recuerda que el Parlamento Europeo no solo define como fraudulentas las transacciones de pago no autorizadas, también aquellas en las que se manipuló al pagador para admitir una orden de pago. Es más, el propio Código Civil, en su artículo 1.265 y siguientes considera que el consentimiento será nulo si se presta por error. En definitiva, ningún pago que se realice bajo los efectos de un engaño podrá ser considerado autorizado. Y será por lo tanto la entidad financiera la encargada de hacer frente al reembolso.

En cualquier caso, como prevención ante el smishing y el phishing, OCU aconseja: 

• El primero, no abrir emails o SMS de origen desconocido.

   

• Si el emisor del mensaje parece conocido, pero al abrirlo es alarmista o le urge a pinchar en un link o a llamar a un número, desconfíe. Llame a la empresa remitente para comprobar su veracidad utilizando el número de teléfono que tenga grabado o aparezca en Internet, nunca el que se indique en el email o el SMS.

   

• Si lo que recibe es una llamada pidiendo sus datos bancarios, sepa que es falsa, ninguna empresa o banco pide esa información por teléfono.

Esta información ha sido elaborada por un equipo de abogados, economistas, estadísticos, ingenieros, profesionales de la salud y la alimentación, editores y diseñadores de OCU que, en colaboración con otras organizaciones europeas de consumidores y una red de laboratorios independientes, analizan desde 1975 los principales productos y servicios de consumo. Su trabajo se sustenta en los principios de ahorro, calidad, sostenibilidad y transparencia, pero sobre todo en la independencia que le proporcionan sus 180.000 socios activos.

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