Guerra de depósitos, menores márgenes, nueva normativa, excesos por purgar... mantenemos nuestro consejo de mostrar prudencia ante el sector.
Bancos, persisten los nubarrones
La factura de estos tres años de crisis es cuanto menos pesada. Lo peor para los bancos podría haber pasado ya, pero ¿ha llegado el momento de reconsiderar nuestro consejo de no comprar ningún valor del sector?
Tres años de crisis…
Desde el estallido de la archifamosa crisis de las hipotecas basura americanas en el verano de 2007, son ya tres los años que sufre el sistema financiero y la economía real. La factura de la crisis se traduce en forma de caídas del PIB (Producto Interior Bruto), pérdidas de millones de puestos de trabajo y recapitalización de un elevado número de bancos. Por su papel protagonista, las entidades financieras están permanentemente en el ojo del huracán y su cotización ha sufrido de lo lindo.
Sin embargo, su valor en los últimos doce meses, aunque no exento de altibajos, se ha mantenido en niveles más estables. Este hecho, unido a una previsible mejoría de la situación económica, nos lleva a preguntarnos si, ahora que en nuestras tablas se va a cumplir el segundo aniversario de la supresión de los consejos de compra para las acciones bancarias, ha llegado el momento de reconsiderar nuestro consejo.
Nuevas normas
El sector bancario está necesitado de nuevas normas y de mayor transparencia para lavar su imagen. En los últimos meses, la actividad normativa ha sido abundante:
· Antes del verano, el Banco de España endureció la normativa sobre morosidad acelerando la cobertura de los créditos de dudoso cobro; y penalizando la tenencia de inmuebles en sus cuentas. Esta medida podría reducir los beneficios de los bancos, de media, en un 10%.
· A nivel europeo, se publicaron los resultados de los test de resistencia realizados a 91 bancos europeos en un intento por aumentar la transparencia del sector. Pese al aprobado general, los test fueron, a nuestro entender, demasiado laxos y no permitieron medir la capacidad de resistencia real de las entidades en situaciones críticas.
· La implantación de tasas bancarias, más avanzadas en EEUU y el Reino Unido, lastrarán los resultados, aunque el impacto final dependerá de cómo se instrumenten. En España, los bancos de menor tamaño (como el Pastor) serán los más afectados.
· En el ámbito global, los 27 reguladores bancarios acaban de aprobar las nuevas normas de solvencia bajo el nombre de Basilea III. Aunque positivas, las nuevas exigencias son menos restrictivas de lo esperado (la mayoría de los principales bancos ya las cumplen) y gozan de un amplio margen de implementación. Con ellas, el mínimo requerido para el ratio Core Tier 1 (fondos propios que sirvan de colchón de seguridad ante eventuales pérdidas) se eleva del 2% al 7,5%, aunque no de forma inmediata: entre 2013 y 2015 deberá situarse en el 4,5% y entre 2016 y 2019 se deberá alcanzar el 7,5%. También se baraja introducir un colchón anticíclico a discreción de los reguladores locales, que podría llegar hasta un 2,5% de capital adicional.
A corto plazo, estas normas eximen en principio a los bancos de realizar ampliaciones de capital (aunque no podemos descartarlas, como la reciente de Deutsche Bank) pero podría reducir los dividendos de alguna entidad (Pastor, Bankinter). A medio plazo tendrán un impacto negativo en el beneficio de los bancos: el mayor número de acciones y un menor riesgo asumido (las normas penalizan las actividades más arriesgas) mermarán la rentabilidad final de las entidades.
Situación actual y perspectivas
· En el primer semestre de 2010, los principales bancos europeos (Barclays Bank, ING, BNP Paribas, Société Générale) más que triplicaron sus beneficios. Sin embargo, los grandes bancos españoles, cuyos beneficios no cayeron tanto en el pasado, han visto empeorar sus resultados. Entre ellos, los más centrados en el mercado español son los que han salido peor parados (Bankinter, Pastor, Sabadell, Popular); en cambio, el BBVA y, sobre todo, el Santander demuestran mayor fortaleza.
· Esta difícil coyuntura no tiene visos de mejorar en los próximos meses. La morosidad, uno de los mayores problemas que acecha a la banca española, seguirá al alza y, previsiblemente, no alcanzará su techo hasta finales del 2011. Por su parte, el mercado interbancario (donde se prestan dinero las entidades) sigue cerrado para muchos de los pequeños bancos españoles, lo que prolongará la guerra de depósitos durante algún tiempo y penalizará los márgenes del negocio.
Además, creemos que los bancos no han purgado aún todos sus excesos y quedan todavía pérdidas por aflorar en sus cuentas de resultados. Si a todo esto le añadimos el impacto negativo que sobre sus resultados tendrán las nuevas normas que se vislumbran para el sector, el panorama no parece ni mucho menos despejado.
Nuestro consejo
Aún no es el momento de levantar el veto a las acciones bancarias en general y, a las españolas en particular. Aunque entre los bancos que seguimos hay algunos ya baratos (Santander, Intesa Sanpaolo) y otros muchos correctamente valorados (BBVA, Popular, Banesto, Sabadell, Barclays, ING o BNP Paribas), mantenemos vigente nuestro consejo de no comprar.
Entre los bancos españoles, el Santander y, en menor medida, el BBVA son los mejor posicionados por su amplia diversificación. En el lado opuesto se encuentran el Pastor y el Bankinter, más penalizados por su menor tamaño y mayor exposición al mercado nacional. La prudencia por tanto se impone.